ALBUQUERQUE - A pesar de los múltiples reclamos de organizaciones defensoras de derechos de los inmigrantes, huelgas de hambre y gritos de auxilio por parte de los inmigrantes detenidos en el Centro de Detención del condado Torrance (TCDF, por sus siglas en inglés), el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), transfirió aproximadamente 100 personas al centro entre el 23 de diciembre y el 3 de enero.
El año pasado un inmigrante brasileño, Kesley Vial, detenido en el TCDF, se quitó la vida. Vial llevaba cinco meses detenido en el centro esperando a que se completara su proceso de deportación. Cuatro meses después del incidente, otro inmigrante brasileño intentó acabar con su vida y desde entonces, los inmigrantes detenidos en TCDF han hecho todo lo posible por revelar las pésimas condiciones en las que los mantienen allí.
Huelgas de hambre y cartas al público son algunas de las medidas que tomaron estas personas para hacerse escuchar.
No solo eso, en diciembre, un grupo de organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes presentaron una denuncia ante las agencias federales de supervisión, donde pidieron una investigación y citaron numerosas fallas de ICE y CoreCivic, la compañía de prisiones privadas que opera TCDF.
En la denuncia, alegan que los migrantes detenidos no reciben la atención médica necesaria y destacan el “maltrato por parte del personal de CoreCivic, negligencia médica, negligencia psicológica, represalias por denunciar abusos, malas condiciones en las instalaciones, violaciones del debido proceso, violaciones de la Ley de Rehabilitación, abusos de derechos humanos y tortura”.
De hecho, antes de la transferencia, solo había seis migrantes detenidos en TCDF. No obstante, sabían que pronto iban a transferir a más personas al centro y en una carta pública, los migrantes le pidieron a ICE que no transfiriera a nadie más al centro de detención, alegando que “las condiciones que estamos viviendo son terribles; es una tortura”.
“Cuando decidimos buscar refugio en los Estados Unidos, imaginamos que nos ayudarán y que nos tratarán bien. Y sobre todo, que estaremos protegidos de las personas que nos quieren hacer daño en nuestros países. Pero la realidad para muchos de nosotros, los inmigrantes, es diferente. Estuve privado de mi libertad durante casi 8 meses en Torrance y todos los días me preguntaba por qué nos hacían esto”, declaró Víctor, sobreviviente del Centro de Detención del Condado Torrance.